La novela histórica es uno de mis géneros literarios favoritos pues combina dos de mis disciplinas favoritas, la historia y la literatura. Y es que el hecho de escribir sobre eventos, personajes que sí pasaron, le permite a un autor total libertad para explorar los hechos desde una nueva perspectiva, haciendo del resultado final parte realidad y parte ficción, algo que con muy pocos otros géneros se puede lograr. En serio me sorprende como, a pesar de que los hechos (parcialmente) ocurrieron, son relatados de forma que parece salido de un cuentacuentos.
¿Eres un escritor novato y quieres escribir tu propia novela histórica? ¡Aquí te dejo 10 consejos muy útiles a tomar en cuenta!
1. Documéntate a como de lugar. El proceso de documentación apropiada es indispensable para cualquier género de novela; pero la novela histórica puede que sea el género más sensible a este paso. El entorno donde se desarrollará la acción ya pasó en un lugar y tiempo determinado, y por tanto necesitas toda la información posible sobre ese lugar y tiempo para dar una imagen, si no realista, cuanto menos verídica de los hechos. Infórmate sobre cualquier aspecto de vida o hecho relevante que hubiese ocurrido en la época en que se desarrolla la historia, o la inmediata a ella. Esto incluye modo de vida, vestimenta, política, economía, enfermedades, alimentos, lenguaje, etc. Y ojo: NO te limites solo a la Wikipedia; esta es buena como punto de partida, pero no deja de ser información poco autorizada. Necesitas estudio serio y documentos fiables. Esto incluye cartas, periódicos, diarios, fotografías, mapas, manuscritos, tesis, pinturas, e incluso archivos de audio. Todo esto se le conoce como “fuentes primarias”, y quedará muy bien en tu bibliografía que le dará autoridad a tu escrito.
2. Vive en la historia. En este paso no hablo ya de investigar, sino de vivir en persona la experiencia que vas a detallar en tu historia. No es lo mismo ver una foto del Louvre que pisar con carne propia tan maravilloso lugar. La investigación “en vivo” que hagas también se verá bien en la bibliografía. Una visita a cierto museo, una entrevista con un experto en el tema…podrá parecer una tontería de cuento infantil, pero todo esto funciona como un nexo que te une a ti con tu historia y tu personaje, a través del tiempo y el espacio.
3. No tengas miedo a ser innovativo. Este es uno de los puntos más importantes desde mi punto de vista personal. Si algo admiro de los autores de novelas históricas es que logran que un hecho o episodio histórico se sienta fresco y nuevo, aun cuando hayan pasado siglos desde su acontecimiento en la vida real. Y es que, ya sea por suerte o por desgracia, si de novela histórica hablamos ya hay mucho escrito, sobre todo si hablamos de personajes históricos importantes. Sé original: busca a aquellos personajes de los que nadie ha hablado, aquellos sucesos que tus lectores no conozcan recuerden, o les importen al no venir en los libros de historia de primaria, pero que de una forma u otra hayan sido decisivos en el porvenir de los tiempos y la humanidad. A veces las mejores historias son las que han permanecido sin contar por mucho tiempo. Tampoco estoy diciendo que descartes a los personajes populares; solo que, si eliges escribir sobre ellos, intenta aportar una visión distinta, algo que jamás se haya hecho antes.
4. No tengas miedo en tomarte licencias históricas. Una novela no es un estudio histórico o un trabajo universitario. Por mucho que el componente histórico esté presente, el enfoque principal debe seguir siendo la trama y el elemento ficción. Se sobreentiende que quizás tengas que agregar personajes que no existieron, inventar algo que no haya sucedido, o darle a cierto evento un desenlace inesperado. La clave para que funcione es ser lo más sutil posible, para así lograr que ficción y realidad se fusionen. Intenta no abusar de este recurso, sin dejar tampoco que el rigor histórico sea un impedimento. Y eso sí, luego explícalo, lo que me lleva al punto número cinco.
5. Incluye siempre un anexo con las notas relevantes. ¿Recuerdas todos los ejemplos de fuentes primarias que nombré en el primer punto? Bueno, pues a mí como lector lo que me gusta es saber si lo que he leído es verídico o no, y si es verídico, de donde ha provenido. Si incluyes un mapa a mitad de la novela para explicar una batalla clave, por ejemplo, siempre incluye la fuente de donde provino. Esta es también la ocasión para aprovechar las licencias históricas del punto anterior.
6. Mucho cuidado con los anacronismos. Con nuestra mentalidad posmodernista del siglo XXI, escribir ficción histórica puede volverse confuso a la hora de evitarlos. Hay varios ejemplos que he notado en varios trabajos que he leído. Por ejemplo, los términos “rosa de vientos” y los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste) son relativamente nuevos en nuestro diccionario, por lo que leer que los utilice un personaje del año 700 A.C. es algo carente de sentido. Sin embargo, por comodidad para el lector tal vez sea necesario que te tomes esa licencia: queda mejor “fueron al norte” que “fueron a septentrión”. Un buen enfoque es tomar esa licencia y luego plantearla en el anexo del punto anterior.
7. Exprímete. Intenta que sea tu mejor trabajo. Pon interés y cariño en todas y cada una de las palabras que escribas. Si tienes que borrar o corregir (mejor dicho, cuando tengas que hacerlo), hazlo sin piedad ni remordimientos. Es la única manera de que al final, sea cual sea el resultado, estés satisfecho contigo mismo.
8. No te obsesiones con los aspectos técnicos. Con esto me refiero a las editoriales, los precios de venta, el marketing en línea, etc. Son temas importantes, pero afortunadamente hay información de sobra en Internet, como en este blog y muchos otros que hablen de lo mismo. Ojo, con esto quiero decir que no te obsesiones, no que lo ignores completamente. Hay que ir tomando en cuenta todas estas cosas sin perder el hilo del objetivo principal, el cual es terminar la novela. Como escritor, primero escribes para ti, y luego para los demás. No vendas la piel de león antes de cazarlo. Y eso me lleva al siguiente punto…
9. Termínalo. TERMÍNALO. ¿Cuántas grandes ideas se han quedado a medias en algún polvoriento cajón de escritorio (o más probablemente en alguna carpeta virtual o disco duro perdido con el tiempo) a espera de ser concluidas? No hay que caer en el cliché del que solo vive para escribir y muere en el intento; si es necesario que te tomes unos días de vacaciones, o para enfocarte en tu familia, tu trabajo, o en tus otros proyectos, hazlo, pero ten esto en cuenta: debes…seguir…escribiendo.
10. Y sobre todo, ante todo, disfrútalo. ¿Te acuerdas que te dije que, como escritor, escribes principalmente para ti mismo? Pues es eso: tu novela, tu historia, tu creación, tu trabajo. Si no lo disfrutas, ¿para qué lo estás escribiendo? Si tu motivación es económica, le has errado a la diana. No quiero desmotivarte ni decirte que no se pueda ganar dinero vendiendo libros; lo que te quiero decir es que tu principal motivación para escribir no debe ser económica. Ese planteamiento es erróneo y les ha robado a muchos la pasión por su trabajo. El enfoque correcto es que estás escribiendo porque te gusta. Eso es todo.
Los seis primeros consejos son exclusivos de la novela histórica; los otros cuatro se pueden aplicar a cualquier género literario pues son más de la filosofía de vida que debe tener todo buen escritor. ¿Qué te parecieron?
Comments