Narrativa ficticia a modo de entrada de blog
Budapest, 28 de julio de 2110:
Está en todas partes. En las noticias, en la radio, en el Internet. El otro lado del mundo necesita nuestra ayuda. Este nuevo régimen le ha hecho demasiado daño. Ya parecemos más zombis que seres humanos. Y es que el fútbol, la telerrealidad, y la Tercera (y última) Guerra Mundial nos han privado de nuestros valores más íntimos. Ya ni siquiera entre familiares se hablan, y las armas nucleares han provocado el fin de muchas cosas, incluidas muchas formas de la vida en la Tierra (excepto, claro, las bacterias).
2 de agosto:
Uno de mis libros favoritos de todos los tiempos es El Principito. Desde que era niña. Y cuando aún trabajaba, fue uno de los principales títulos en la lista de lectura de mis alumnos. En mi juventud, me imaginaba siendo una piloto valiente, que estrellaba su biplano en medio del desierto. Y luego recordaba la historia de Amelia Earhart, quien logró convertirse en piloto, a pesar de los prejuicios de su época. Yo siempre soñé con ser la dueña de los aires; en lugar de eso, terminé siendo la dueña del destino de muchas personitas, en tierra firme. No puedo quejarme, pues mis experiencias ahí me permitieron formar lazos irrompibles. Pero viendo a largo plazo, mis niños no tuvieron tanta suerte. ¿Roberto? Alcohólico y con un matrimonio abusivo. ¿Héctor? En el hospital repleto de tubos. ¿Marina? Accidente automovilístico; el camino estaba lleno de baches y el conductor del otro coche… Y así podría seguirle. Y es una pena que el dinero que se fue al esfuerzo de guerra pudo invertirse en cosas como la educación, la medicina, combatir el alcoholismo, y construir caminos más seguros.
4 de agosto:
Todo cambia a una velocidad increíble, pero la gente… olvida demasiado rápido. No estamos viendo nada nuevo. A lo largo de la historia, se ha tratado de periodo tras periodo tras periodo, en donde ni una sola hierba hay para comer y en donde parece ser más importante el combatir hasta el amargo final y el crear más problemas de los que ya tenemos. Eso es lo que tenemos que cambiar en la mentalidad humana. Y depende de gente culta… como nosotros.
6 de agosto:
Cuando emigré a Europa desde Colombia, mi país natal, me sentía afortunada de haber podido escapar de toda la violencia y todas las persecuciones. Pero hace apenas unas horas, aquí en mi apartamento, vi desfilar por las calles a muchos colombianos, y dos de ellos estaban tocando el himno nacional de mi país en tambor y trompeta. Otros dos estaban cargando carteles como del tamaño de zepelines, que decían “¡Arriba la Heroica!” Me corrieron lágrimas por los ojos. Me di cuenta de que, cuando te vas de tu país por cualquier razón que sea, tu tierra siempre encuentra la forma de llamarte. Siempre. Me di cuenta de que no me bastó con simplemente irme a vivir aquí a Hungría. Colombia necesita ayuda. Pero ¿qué se puede hacer?
10 de agosto:
Una vez leí en Internet sobre un proyecto súper secreto que estaban realizando los norteamericanos para ayudar a combatir al régimen totalitario de Corea del Norte. El proyecto consistía en que a través de donaciones echas por voluntarios, empezaron a meter de contrabando por la frontera entre las dos Coreas, muchísimas unidades USB que contienen fragmentos de música, cine y televisión norteamericanos, para contrarrestar la propaganda política norcoreana. Al proyecto se le denominó “unidades flash por la libertad”, y se me hizo un buen esfuerzo. Entonces, se me ocurrió, voy a hacer algo parecido. Solo que, en lugar de usar unidades flash… ¡voy a usar libros y textos escritos! El proyecto “páginas por la libertad” ha empezado.
11 de agosto:
En un solo día, e indagando profundamente tanto entre mi biblioteca personal (¡con más de 1000 títulos!) y entre colegas y amigos, he logrado juntar… más de 300 títulos. En menos de seis horas. ¡Guau, tiempo récord! Lo que más predomina en mi colección son los maestros griegos y romanos (Platón, Virgilio, Plinio), así como mi literatura favorita: ¡La europea! Hay títulos de Charles Dickens, Gustav Flaubert, Friedrich Nietzsche, Franz Kafka, y muchos otros más. También están algunos títulos que yo misma he escrito a lo largo de mi carrera. Y no podían faltar los títulos para los pequeños, los que más consuelo y apoyo necesitan en medio de esta crisis. El Principito está ahí, y también Las Mil y Una Noches y muchos otros que yo les recomendaba a mis alumnos y a los hijos de mis amigas. Los libros serán enviados tanto por avión como por barco para que lleguen a mi país, Colombia, y a otros como Chile y Perú, que también se han visto afectados por esta crisis. Tenemos estimado que para dentro de dos semanas, lograremos cambiar más vidas que el número de libros que han sido recopilados.
12 de agosto:
Durante estas dos semanas, he logrado darme cuenta de que, cuando ocurren cosas que nos privan de nuestra humanidad, como guerra y manipulación política, hay otras cosas que nos la regresan, como podría ser la literatura y filosofía. Y que uno nunca debe de perder la fe ni de dejar de abogar por esas cosas que nos recuerdan que es lo importante. ¿Tendrá resultado mi proyecto? No lo sé. ¿Tengo fe en que dará resultado? Definitivamente sí, y con eso me basta.
Me gustó muchísimo. Es la manera perfecta de cerrar tu campaña. NUNCA dejes de escribir, realmente tienes un gran talento.