¿Quién no ha querido tener un diario? No solamente te ayuda a mejorar tu autoestima, ser más consciente de tus emociones, y evaluar tus comportamientos… ¡también puede ser la principal fuente de inspiración para tu escritura creativa! Leonardo Da Vinci, Franz Kafka, Thomas Edison, Marie Curie… todos los grandes autores, artistas, activistas y exploradores han tenido uno. ¡Aquí hay 10 pasos para tener el tuyo y sacarle el mayor provecho posible!
1. Escoge TU diario. Uno que sea especial, que transmita algo. Ve a la papelería y empieza la búsqueda. Hay muchas opciones y tipos. Más grandes, más pequeños, lisos o de colores, personalizados (con diseños como flores). Da igual. Tiene que ser TUYO. Y estando en esas, pensemos también en el bolígrafo. Si escribir es un acto casi mágico, tu bolígrafo es tu varita mágica. Y cada mago tiene la suya. Recuerda Harry Potter. El bolígrafo escoge al escritor y no al revés.
2. Escoge TU lugar. Se trata de generar un hábito. Un día a día. Por eso es conveniente tener un lugar donde escribir. Un espacio en el que nos sintamos cómodos. Da igual dónde. Aquí lo importante son nuestras sensaciones. Y no hay reglas. Tal vez prefiramos escribir en medio del bullicio de una cafetería. O en la quietud de una biblioteca o en la intimidad de una habitación de su casa. Sea cual sea el lugar, que sea el nuestro.
3. Escoge TU tiempo. ¿En qué momento del día nos vamos a sentar a escribir? ¿En el recreo, en el descanso, antes de acostarnos? ¿Cuánto tiempo le vamos a dedicar? ¿30 minutos, 1 hora, 2 horas?
4. ¿De qué escribir? Ha llegado el momento de empezar a escribir, pero… ¿De qué escribo? ¿Cómo lo hago? ¡Si yo no sé escribir! Seguro que nos reconocemos en este tipo de pensamientos. Buenas noticias, son falsos.
5. Todos sabemos escribir. Bien o mejor, pero de saber, todos sabemos. No se trata de escribir Cien años de soledad. Lo importante es tomar los detalles de tu vida cotidiana y plasmarlos. Tomar aquellas escenas que te resultaron atractivas, aquellos pensamientos que llevas en la cabeza…y convertirlos en historias, convertirlos en ideas. Puede ser una conversación, una anécdota, un chiste, un meme, la canción que iba sonando en el coche cuando regresaste del trabajo. O también los detalles: la lluvia, el aire, un árbol, la estruendosa risa de tu tío Federico…da igual. Eso nos lleva al siguiente punto.
6. Escribir con emoción. Estoy tomando un curso que dice que no hay peor orador que el que habla sin emoción. Pero me quiero ir un paso más atrás. No hay escritor peor que el que escribe sin emoción. No basta con hacer un inventario o una lluvia de ideas de anécdotas y acontecimientos del día. El punto de todo esto es conectar estas anécdotas o estos acontecimientos con los demás, y contigo mismo. El escritor que no escribe con emoción no sabe transmitir.
7. Escribir desde la sinceridad. ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo crees que has hecho sentir a los demás? ¿Cómo te gustaría haberte sentido? ¿Qué deseas haber hecho diferente? Escribir es un espejo frente al que nos colocamos de pie. Un espejo que refleja todo aquello que necesitamos para progresar, crecer, y reconocernos. La imagen será más nítida cuanto más sinceros seamos con nosotros mismos. Sin miedo.
8. Escribir a mano. No es una regla en sí, más bien un consejo. Escribir a mano, en contra del tecleo mecánico y lineal, ayuda al aprendizaje y a la recuperación de la memoria, así como a activar partes del cerebro vinculadas con el sonido y significado de las palabras. Dicho en otras palabras. Hay más vida. Hay más personalidad. Además, sin duda, el bolígrafo y el papel no se quedan sin batería. Pero, si alguien prefiere teclear, bienvenido. Lo importante es no parar de escribir.
9. No lo leas. Al menos no de inmediato. Date uno o dos meses después de terminar de escribirlo. Si lo lees de inmediato, corres el riesgo de la autocrítica, de la duda, del “no, esto no me gustó”, de las excusas y los ataques. Y no queremos eso.
10. Se queda contigo. Recuerda que tu diario es tuyo, y solamente TUYO. Nadie tiene por qué leerlo, ni tú lo tienes que compartir con nadie más si no quieres. Sobre todo al principio, es preferible mantenerlo personal e intransferible. No porque sea una invasión de la privacidad que otros lo lean; pero si mantienes tu diario personal, te ayudará a cambiar TU perspectiva de las cosas. Descubrirás que no eres el mismo, que has empezado a ver la realidad desde otra perspectiva. Y lo más importante de todo, aprenderás a soltarte.
Ahora, ¡a escribir y seguir escribiendo!
Fuente de los consejos: https://www.cuerpomente.com/psicologia/desarrollo-personal/como-escribir-diario_1248
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